Es un pensamiento convencional, ese que dice que la espiritualidad y el dinero no pueden mezclarse. Yo creo que en este tema, como en tantos otros, somos nosotr@s l@s que proyectamos nuestros problemas, y con la prosperidad tenemos muchos, curiosamente. Nuestra relación con el dinero no es muy sana, en general… o dedicamos nuestra vida a tener más, y más, y más, hasta el punto de vivir para generar… o la pasamos negándolo, juzgandolo y envidiando en secreto, sin darnos cuenta de que para que algo fluya, tenemos que abrirnos a ello. Y también, por supuesto, ganarlo con trabajo. Creo que son minoría quienes consiguen tener una relación consciente y equilibrada con el dinero, porque para eso se necesita consciencia y equilibrio, y ya sabemos que de eso, por desgracia, no nos sobra.
Para mi, no hay conflicto con enseñar yoga y ganar dinero. Es más, tengo muy claro que lo que enseño es muy valioso, igual que tengo claro que lo que he invertido en mi propia práctica y desarrollo como profesor merece ser valorado. A veces, tengo que corregir a algunas personas que vienen a nuestra sala y nos dicen: “Qué suerte tenéis, qué bien os va”. Bueno, sí… claro que hay algo de suerte en todo, estoy seguro. Pero llevo 20 años de práctica, más de 10 viajes a India, mucho tiempo de terapia enfrentando mis contradicciones, demonios y cegueras, muchas lesiones practicando y otras más enseñando… Y eso no es suerte. Empecé dando clases en el salón de mi clase por la mañana, a mediodía y por la tarde, para luego salir corriendo a trabajar en un restaurante por las noches… Ahorrar, pedir créditos, arriesgar a comprar un local y reformarlo… echar horas extras, trabajar fines de semana, grabar cursos, viajar a dar talleres… nada de eso es suerte. Si me va bien, es el resultado de mucho esfuerzo, de mucho trabajo, de mucho interés y de mucha entrega. Y me debo a mi mismo valorar todo esto.
Pero no es sólo esto lo que valoro cuando pongo un precio a mi enseñanza. Podéis creer que valoro mucho más, y ante todo, lo que enseño. Parte de ser coherente y honesto en este camino tiene que ver con reconocer el valor real de esta práctica, y respetarlo. Y no sé si hay muchas más cosas tan importantes y necesarias en nuestra sociedad como son las herramientas que desarrollan la salud y la conciencia. Lo valioso hay que cuidarlo, y pagarlo.
Y siento que es mi responsabilidad no como profesor de yoga, sino como yogui, dar el valor que tiene a la práctica del yoga, del ashtanga yoga en mi caso. Una práctica que puede transformar la vida, que puede ayudarnos a despertar, y que ha sido conservada y transmitida a través de generaciones y generaciones de maestr@s, en algunos casos incluso con el riesgo a perder sus propias vidas… eso, para mi, no se regala ni se rebaja. Lo que el yoga ofrece tiene un valor muy alto, y los que aspiran a ello deben demostrar su interés. Y en nuestra sociedad actual, por suerte o por desgracia, ese interés lo marca el dinero.
Los antiguos maestros, muchos de ell@s, ponían durísimas pruebas a l@s aspirantes antes de aceptarl@s como estudiantes. Horarios muy duros, días sin comer, dormir a la intemperie… quienes aspiraban a probar el fruto del yoga debían mostrar, sin ningún margen de error, que eran merecedores de semejante manjar. Obviamente, en nuestra sociedad actual y en occidente, pedir a l@s alumn@s realizar semejantes sacrificios no tiene mucho sentido… pero creo firmemente que valorar las clases es una forma de que l@s alumn@s demuestren su compromiso, y en nuestra escuela pedimos un compromiso alto. No hay bonos, ni opciones de x días por semana, no hay sitio para ambivalencias. Hay un solo precio, bono ilimitado. Nuestro esfuerzo es grande y no queremos perder tiempo ni energía en quien no esté preparad@ para un proceso serio con esta práctica. Con esto no quiero decir que otras opciones o planteamientos sean peores, sólo que este es el que tiene sentido para nosotros.
Respecto a valorar nuestras clases, yo nunca, jamás, he hecho un estudio de mercado. Lo creáis o no, NUNCA me he metido en la web de otra escuela para estudiar sus precios, para ver qué es razonable o no, para ver si convenía subir o bajar conforme a lo que ofrecían otr@s. Yo puse los precios de la escuela únicamente conforme a lo que valoraba lo que enseñamos y mi trabajo. Y siempre tuve claro algo: si lo que enseño no vale esto, me daré cuenta enseguida, porque no tendré alumn@s. Y si es así, tendré que buscar otra cosa que hacer, porque significa que estoy engañado respecto al valor de ambas cosas. Por suerte, hasta la fecha, sigo enseñando, con muchísimo agradecimiento hacia quienes confían en mí. En nosotros. En Mysore House Madrid.
Siempre me ha sorprendido que haya personas que se escandalicen porque l@s profesor@s de cualquier práctica espiritual puedan ganar dinero, pero nadie se lleve las manos a la cabeza porque jugadores de fútbol o presentador@s de televisión tengan contratos millonarios. El entretenimiento tiene un lugar en la sociedad, y es importante. Pero el crecimiento espiritual también lo es, y mucho. El entretenimiento (idealmente en consonancia con un proceso de crecimiento espiritual, lo que no incluye sálvame deluxe ni semejantes) también es importante para los yoguis. Dicen los textos que hay que encontrar un equilibrio entre la disciplina, el descanso y el entretenimiento. Pero en esta sociedad parece que la balanza se inclina claramente por valorar sólo uno de esos aspectos…. Si un deportista gana millones, se le admira. Si un maestro gana la mitad, se le tacha de fraude… ¿por qué?. ¿Acaso el maestro no está ganando, lo que sea que gane, gracias a su trabajo y su esfuerzo? ¿Si un maestro trabaja con dedicación, con entrega, con sinceridad, y esto provoca que tenga muchos seguidores y, por tanto, gane mucho dinero… ¿esto le convierte en un fraude? ¿No merece alguien que dedica su vida a influir muy positivamente en la de l@s demás poder disfrutar de toda la prosperidad que le venga desarrollando su actividad de forma sincera y honesta? Esto aparece en muchos y muy profundos textos: la importancia de entregarse al dharma, a tu misión en la vida, una misión que esté conectada con lo luminoso, con el camino espiritual… y poder aceptar y disfrutar de la prosperidad que esto traiga. ¿Entonces, por qué tantos maestros que dedican su vida a enseñar estos caminos reciben tantas críticas y ataques debido a su prosperidad? Yo me temo que la respuesta es mucho más convencional y aburrida de lo esperable… envidia. Falta de yama y niyama… básicamente. Y falta de comprensión de lo que implica este camino, también. Como nos enseña el sutra 1.33, uno de mis favoritos: la mente se purifica cultivando sentimientos de amabilidad o simpatía hacia quienes están felices, compasión hacia los que sufren, buena disposición hacia aquellos que tienen virtudes, e indiferencia o neutralidad hacia quienes uno considera malvados o malintencionados. Ninguna de estas posibilidades incluye la crítica, el juicio o el ataque.
El dinero no es bueno, ni malo, esto es obvio, aunque cuando entramos en juicios lo olvidamos. O mejor dicho, nuestra envidia lo obvia. Con el dinero se pueden hacer muchas cosas buenas, y ni siquiera hace falta querer salvar el mundo para justificar tenerlo: yo quiero tener dinero para tener una buena vida, para disfrutarla, para poder ir a India todos los años, para poder ir a África de safari, para hacer regalos a las personas que quiero, y para muchas cosas más. Y si el dinero que tengo viene de mi trabajo y de mi esfuerzo…. no tengo conflicto. La prosperidad es una posibilidad más de la vida y rechazarla es negar una parte de ella, en mi parecer. Tendríamos una sociedad más adelantada y madura si pudiéramos cuidar mucho más a l@s profesionales de la medicina, de la educación o de la espiritualidad… al menos, tanto como a l@s profesionales del entretenimiento. Por eso, en este tema ya no me hago “líos”, lo que enseño es valioso y ya no me tiembla la voz al decirlo, ni al aplicarlo.
Hace muchos años, alguien vino a mi escuela para hacer una clase. Después, me dijo: “me ha gustado, pero no te voy a pagar la mensualidad completa, sino la mitad, no puedo gastar tanto”. Luego me dijo que tenía que irse, había quedado en un restaurante para cenar. Entonces, le pregunté: “no puedes pagar yoga pero una cena sí…. Dime, ¿no puedes, o no quieres? Esto no es el Zoco de Marruecos, si quieres venir a clase, tienes que pagar lo que vale”. Tras un rato en silencio, me contestó: “Tienes razón”. Y se unió a las clases. El restaurante al que iba a cenar cobraba por una cena la mitad de la mensualidad de entonces… era cuestión de prioridades, no de posibilidades. Y estos eran los tiempos en que casi no había Ashtanga Yoga en Madrid… cenas, siempre ha habido, y siempre habrá.
Esa fue la primera vez que me atreví a defender mi posición con firmeza, hasta entonces tendía a ceder, por miedo al juicio. También fué la última “clase de prueba” que hicimos en la escuela, ese día cambiamos a “mes de prueba”. Si quieres algo valioso… empieza por demostrar tu compromiso, pensé entonces. Y así lo he mantenido.
Esto de ninguna manera quiere decir que, cuando sabes del compromiso serio de alguien con la práctica que está en un momento difícil, no debes ayudarlo. Pero incluso en estos casos, yo suelo pedir algún tipo de esfuerzo a cambio, porque creo que es importante que haya un intercambio de esfuerzo… recuerdo hace no mucho una alumna koreana en apuros que estuvo una temporada practicando sin pagar las clases pero a menudo nos traía comida que ella cocinaba antes de la clase. Yo me sentía muy bien pagado. Pero reconozco que me cuesta más una situación donde alguien me pide venir a clase sin pagar y ni siguiera tiene la consideración de ofrecer una compensación, del tipo que sea, para equilibrar la situación. A veces, hay gente que necesita ayuda. Otras veces, hay gente que tiene mucho morro… y es importante aprender a distinguir ambos casos, sin dejarse chantajear emocionalmente, y perdiendo el miedo a que te salten a la yugular acusándote de que «te importa demasiado el dinero»…. Tú eres quien quiere obtener un servicio sin pagarlo, ¿quién está apegado al dinero aquí?
18 comentarios en “¿ES SUCIO EL DINERO… O NUESTRA MENTE?”
Estimado Jose:
He leído tu artículo detenidamente. Desde mi humilde punto de vista, la cuestión del pago al maestro a cambio de conocimiento espiritual sea del tipo que sea, parece que nunca está resuelto por estas latitudes. Flota en el aire cómo una mancha, cómo si la persona que se da a los demás en enseñanzas que van a orientar a edificar una nueva vida, un nuevo horizonte de pensamiento, un cambio en definitiva, tuviera que avergonzarse de aquello a lo que ha dedicado su esfuerzo y su existencia. Pero el fondo del planteamiento no es ese, no es cuanto hay que pagar y quien lo cuantifica, sino un principio del conocimiento profundo que viene implícito en el artículo que escribes en tu blog, la cantidad de obstáculos que hay que vencer para ser admitido en cualquier linea de conocimiento espiritual que se desee acceder, por lo tanto, no se paga la clase, la orientación, la lección y todo el saber que se recibe hasta que un día se convierta en conocimiento, por ello NO PODRÍAMOS PAGARLOS AUNQUE POSEYÉRAMOS TODO EL DINERO DEL MUNDO, pues eso, el conocimiento que recibimos, no tiene precio. Lo que hacemos, es un gesto de agradecimiento hacia aquellos que sacrificaron su vida para dedicarla a la vida de los demás y en ello se nos demanda una mínima aportación, que no paga, repito la dedicación del maestro, sino que le agradece de alguna manera el que le haya acogido bajo su tutela, dándole una oportunidad de cambio. Luego, cada uno ha de valorar lo que recibe, no lo que entrega a cambio. Repito, lo que recibimos, no tiene precio.
Estoy muy de acuerdo contigo, querido Angel. Pero también sé lo lejísimos que estamos, en estas latitudes, de poder darnos cuenta de tu razonamiento… gracias por compartirlo.
Un fuerte abrazo.
Me ha gustado mucho tu artículo, y comparto lo que expones..
No se respira en la escuela la atmósfera de un negocio del siglo XXII. Gracias Jose
Me alegra que no se respire… pese a que lo hay! Pero lo que cambia la atmósfera tiene que ver con cuál es la prioridad, y no es el negocio, aunque sea un especto importante que también requiere un cuidado.
Gracias por tu comentario, Elvira, un abrazo!
Hola Jose,
Me ha gustado mucho leer tu reflexión .A mi me ha surgido una al leer la tuya que comparto en ‘alto’.
Los antiguos maestros ponían duras pruebas y ahora ya no tiene sentido… y en la sociedad actual la forma de valorar una enseñanza o un servicio es el valor monetario.
Mi reflexión es:
¿La voluntad o no de pasar esas duras pruebas que podían poner los maestros estaba en nosotros o en algo externo a nosotros mismos? Seguro que no dependían de la capacidad adquisitiva de cada uno, de su empleo, ni de a qué se dedicara cada persona, o de su fortuna o desfortuna en la vida…Poder superar esa prueba era una decisión interna, un esfuerzo, un compromiso… sin embargo el dinero marca diferencias insalvables en nuestra sociedad respecto al acceso a conocimientos, cuidado y bienestar, e incluso tratamientos en momentos de enfermedad. ¿Significa esto que un@ cirujan@, un@ enfermer@, un@ maestr@ de cualquier tipo no deban cobrar lo que vale su trabajo? No. Y de hecho muchas de las personas dedicadas a estos ámbitos no cobran en relación al valor y el impacto real de lo que aportan a la sociedad. Pero cómo has dicho Jose nuestra sociedad ve normal la descompensación entre las millonadas que puedan moverse en deportes televisados o en programas y no valora el servicio de toda la gente dedicada a la enseñanza, al cuidado, al bienestar. Y nuestra sociedad también ve normal que si alguien no tiene la capacidad económica suficiente no acceda a ciertas cosas. Si no tiene dinero pues es lo que hay…
Y he aquí el reto ¿donde está el equilibrio entre valorar y cobrar en relación a lo que uno hace, enseña o práctica y entre que todo aquel que lo necesite y pueda comprometerse a ello pueda acceder al bienestar, la enseñanza, el cuidado…?
Creo que el contexto en el que vivimos hace de esto un reto ya que la forma de valorar el dinero y, qué es lo que vale mucho o poco dinero, está en este momento posicionado en un punto alejado de lo que realmente es valioso para las personas y su desarrollo.
Un día mi madre me dijo a partir de ahora hija tú pagas tu terapia,
yo tenían 18 y llevaba desde los 15 visitando una psicóloga y creo que en ese momento entendí lo valioso que era ese espacio de trabajo en mi misma e implico trabajar para pagarme la terapia y no para salir de fiesta con amigos..Tambien he agradecido infinito que cuando no he podido pagar o he pasado un aprieto económico mi terapeuta ha encontrado una fórmula para poder seguir. PERO cuento con que soy de esas personas afortunadas porque mis padres y yo posteriormente hemos podido acceder mediante la economía genreda por nosotros mismo a una terapia en el mismo momento que lo he necesitado.
Personas con menor economía hubieran estado meses esperando o no hubieran accedido a ello porque no tendrían la capacidad monetaria de hacerlo – y al final, en vez de ser la voluntad de mejora o curación la que marca si alguien accede a un cuidado es el dinero en algunos casos.
Gracias por provocar la reflexión Jose
Hola Nuria, muchas gracias por tu reflexión. La verdad es que, de la misma manera que no pensé en cuánto cobraban las otras escuelas a la hora de valorar mi trabajo, tampoco pensé nunca en quién podría o quién no podría tener acceso a él. Hay muchísimos profesores y profesoras de yoga en el mundo, cada uno se valora de una manera y tiene alumnos que vibran con su valoración, y creo que hay profesores con tarifas más bajas que son muy buenos, y otros que no. Y cada alumn@ debe hacer su búsqueda personal para elegirlos. El tema de que pueda haber gente que quiera estudiar conmigo y no pueda por mi valoración es una trampa… porque toda valoración será siempre demasiada para alguien, y también demasiado baja y poco confiable para otr@s. Por lo tanto, yo sólo medito sobre cuánto creo que vale mi trabajo, y cuento con que habrá gente que pueda y quiera, y gente que no. No puedo controlar el mundo, sólo puedo actuar en lo que está en mi mano…. Hay mucha gente a la que le gustaría estudiar con mi profesor, pero cuando se enteran de todos los requerimientos que son necesarios para ello, se echan atrás. Son muchos sacrificios, y también mucho dinero, según ell@s. PERO, conozco a gente con menos posibilidades que han hecho sacrificios y esfuerzos enormes y han estudiado con él, mientras que gente con medios sobrados no han querido hacer el esfuerzo. La única manera de ser accesible a tod@s sería enseñar grátis, y yo tampoco creo en esta tendencia. Por desgracia, la mayoría que he permitido que familiares o amig@s vengan a clase grátis, en seguida me he dado cuenta de lo poco que lo valoraban. ¡Faltaban a clase mucho más que quienes hacían el esfuerzo de pagar! Además, obviamente, yo tembién tengo una vida que mantener.
Quizás sea muy iluso, pero creo bastante en aquello de «quien de verdad quiere, encuentra mil maneras y quien no, encuentra mil excusas»
En todo caso, desde luego, nosotros hemos hecho y seguiremos haciendo excepciones en algunos casos, pero prefiero no hablar de estos temas. Hay un dicho muy bonito en India, que tiene creo su versión española también: de lo que haga tu mano derecha, que no se entere la izauierda.
Un abrazo y de nuevo, muchas gracias por participar.
Jose
Mi reflexión era general y no enfocada hacia una postura en concreto sobre la escuela o vuestras decisiones.
Era una reflexión sobre cómo el dinero se ha convertido en una forma de demostrar el compromiso en vez de la voluntad o el esfuerzo.
No se si la he expresado con las palabras que hayan transmitido ese pensamiento…
Respeto y comparto el pensamiento de que hay que valorar lo que cada uno hace y el que quiera acceder a ello esforzarse desde el
Compromiso y el esfuerzo que eso implique.
Un abrazo
Y así lo tomé, Nuria. Y sentí ganas de extender yo también mi reflexión, a raiz de la tuya! Es estupendo que esto nos lleve, a amb@s, a profundizar más en estas reflexiones. Gracias por hacerlo posible!
Por otro lado, creo que tienes razón en cuanto a lo que dices del dinero… y es la sociedad en la que nos ha tocado vivir! (Y sólo podemos transformarla desde dentro).
Un abrazo.
Me encanta escucharlos o leerlos. Soy fan de sus videos y de sus formas de transmitir. Ojalá algún día pueda probar una clase con uds!! Ya llegará el momento, estoy segura de eso. Saludos desde Bariloche, Argentina, José!
Muchas gracias por tu apreciación, Brenda. Abrazos hasta Argentina!
Hola Jóse, comparto tu reflexión. Y por si no la conoces, ésta es la que hace Ken Wilber que, quizás más extensa, viene a decir lo mismo: http://www.kenwilber.com/Writings/PDF/RightBucks_GENERAL_b42000.pdf (en castellano: https://bernawang.wordpress.com/2017/10/13/dinero-correcto-ken-wilber/)
Un abrazo desde Sevilla.
Muchas gracias por compartirlo Carlos, me reconforta leerlo. Un abrazo.
Me ha gustado mucho y estoy de acuerdo contigo en lo que escribes.
Gran parte de la sociedad en la que vivimos no es capaz de valorar ni entender que las personas que se dedican a enseñar / cuidar a los demás, nos están dando algo muy valioso como son sus conocimientos y su experiencia, para ello han invertido tiempo en formarse y por ello debe tener una recompensacion, en este caso económica ya que sin dinero no se pueden asumir los gastos del día a día….
Por otro lado creo que hay una gran confusión en lo que se refiere a la espiritualidad o por lo menos como se entiende en Occidente, Ser espiritual no es una moda, va más allá,
Gracias Beatriz, estoy muy de acuerdo contigo. De hecho, creo que es precisamente la comprensión tan superficial que se tiene de la espiritualidad la que lleva a ideas como que espiritualidad y dinero no son compatibles. Idealizamos estos temas perdiendo totalmente el contacto de los pies con el suelo.
No puede estar mejor explicado. Hablamos de salud, de compartir todo ese camino que habéis recorrido. Prioridades para la vida, para el día a día, para encontrar esa paz interior tan ansiada.
Agradezco cada momento poder disfrutar de maestr@s y profesor@s como vosotr@s, agradezco emplear mi dinero en algo tan valioso como es esta filosofía de vida.
namaste
Muchas gracias Valle, me alegra mucho que uses el término “emplear”, porque habla de una actitud distinta a la que se tiene cuando se habla de “gasto”. PAra mi, en cuanto a este tema, los términos “emplear” o “invertir” son mucho más acertados..
Un abrazo.
Hola Jose muchas gracias por sacar este tema, un tema muy contemplado en mi vida como profe de yoga, hace ya más de 15 años, siempre he sentido la necesidad de ayudar y compartir este maravilloso método, pero no he sabido valorarlo, y he cierto que muchas personas se aprovechan y no tienen para yoga pero tienen para salir de cañas y copas todos los fines de semana, (no lo juzgo), cada uno sus prioridades pero la parte que a mi me toca, hace poco que estoy cómodo cobrando lo que cobro, y que pienso como tu, mis formaciones que son muchas valen mucho dinero y seguir formándome y en general vivir también. Hay un mito que dice que pasarlo bien y disfrutar con lo que haces, no puede dar dinero, pero eso no es cierto. Uno puede estar enamorado de su trabajo y tener unas muy buenas ganancias, eso si, si hay que ayudar yo también soy el primero en poner mi conocimiento al servicio de quien de verdad lo aprecie y necesite. Pero debemos de entender que lo que enseñamos es muy valioso, salva vidas, cambia mentes y mejora la salud del cuerpo en general.
Un gran abrazo, mis mejores deseos de salud y prosperidad en este tiempo. ( mi maestro el V. Lama Rinchen me dijo; hay que tener dinero para aprender y poder enseñar de la mejor manera posible y a la mayor cantidad de personas)
Gracias por tu comentario, Mateo… Tu maestro es muy sencillo y muy claro, y me gusta mucho su sabiduría en cuanto a la utilización positiva del dinero.